sábado, 9 de junio de 2012

La democracia como puesta en escena



Ya instalada en el tercer lugar en la elección presidencial, con serias posibilidades de que sus correligionarios en el D. F. caigan también al tercer puesto, con grave peligro de perder Delegaciones, gubernaturas y curules, con el desolador panorama de seis años de vacas flacas, Josefina Diferente recurre al falso dilema: "O gano yo o regresarán la corrupción, la represión y el autoritarismo; o gano yo o vendrá la violencia pejista". La verdad es que la corrupción, la represión y el autoritarismo nunca se fueron. Se acrecentaron con los azules. ¿Qué hizo Felipe Calderón con el SME? Por otra parte, el PAN durante décadas fue cómplice de la represión. ¿No sucedió así cuando las represiones a los ferrocarrileros, a los profesores, a los estudiantes de 1968? ¿No fue el PAN cómplice de la Guerra Sucia? ¿No querían los panistas represión contra la Caravana del EZLN? ¿No tildó Luis Pazos a una representante del EZLN de "indígena encapuchada"? Hay muchos tipos de dinosaurios: los hay machos y hembras, los hay ancianos y bebés. Los hay tricolores, amarillos y azules... Y a todo esto ¿existe la democracia en México? Este servidor no lo cree: existe una clase política personera de las oligarquías, locales y multinacionales. Noam Chomsky no cree que existe democracia tampoco en los EUA. ¿Hay alternativas? Creo que sí, pero no pueden dejarse a la buena fe de los partidos y los grupos de poder que existen tras ellos.
La democracia que se nos presenta como ideal es un sistema de acuerdos cupulares, con periódicas legitimaciones en las urnas, que les plantean a los electores una serie de falsos dilemas: Demócratas o Republicanos, Laboristas o Conservadores. En México se trata de instaurar un bipartidismo neoliberal: PAN contra PRI. A veces hay más alternativas, que en el fondo no muestran grandes diferencias de fondo, sólo en las políticas asistenciales. Es el caso de Italia y el de Francia.  En España, el PSOE y el PP aplicaron los programas neoliberales, privatizaron las ganancias y socializaron las pérdidas. La diferencia fue que el PSOE quitó las estatuas y las calles dedicadas a Fanco. Los del PP se enfurecieron y la puesta en escena dio la impresión de verdadera diferencia ideológica; en México ocurre otro tanto: Ebrard privatiza las avenidas, crea un monopolio del transporte de superficie mediante el Metrobús; sus correligionarios privatizan los centros deportivos, pero les rinden tributo a los caídos el Dos de Octubre de 1968 y le tributan honores a Heberto Castillo.

Como bien dice un amigo, veterano periodista: "Es la izquierda de a mentiritas"

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