jueves, 26 de enero de 2012

BORRASCA EN LAS ALMAS

La trama de la vieja película mexicana Borrasca en las almas, de Ismael Rodríguez se desarrollaba en la fábrica DM Nacional. Uno de los personajes era el obrero Bartolomé (Carlos Orellana), quien poco a poco descubría las buenas condiciones de trabajo: viviendas modernas, escuelas, campo deportivo, gimnasio, comedor, tienda de consumo, jardines. Se trataba de una pequeña comunidad que garantizaba una vida muy satisfactoria; lo mismo sucedía en otras empresas del periodo 1950-1970, como la fábrica Van Beuren.
La vieja cinta, inocente en su época, hoy encierra una denuncia social respecto a cómo se han deteriorado las condiciones laborales a raíz de la imposición del neoliberalismo, que sobre todo, sabe producir crisis. Los voceros neoliberales de los medios informativos hoy se dedican a justificar a sus patrocinadores: la gran crisis actual se debe, afirman estas lumbreras, a que el capitalismo neoliberal no es lo suficientemente salvaje: "Hay que liberalizar más la economía, eliminar toda regla y restricción". Piden "una economía más libre", que no es sino darwinismo social, una explotación feroz de la mano de obra. A cambio de sus servicios, estos voceros salen en la televisión, y eso, para su monumental vanidad, es como habitar en el Paraíso.

domingo, 22 de enero de 2012

EN LA TV EUROPEA, LOS PERSONAJES SÍ LEEN LIBROS

Para continuar con el asunto de la televisión y los libros, la mejor tradición televisiva europea ha estimulado a sus públicos para que se acerquen a las obras originales en que se basan sus producciones: Dickens, Óscar Wilde, Walter Scott, Conan Doyle, en el caso de la BBC de Londres; Emilio Salgari, Edmondo de Amicis, en la televisión Italiana; Cervantes y García Lorca en la española.
En la adaptación de Arnaud Selignac para la novela Aurélien de Louis Aragon (Francia, 2003), el pequeño departamento del protagonista, Aurélien Leurtillois (Olivier Sitruk) contaba con unos libreros bien surtidos y con obras de arte; por su parte, los acaudalados Barbentane poseían una gran biblioteca, y cuando a un joven poeta lo presentaban con la protagonista, Berenice Morel (Romane Bohringer) aquél le preguntaba con toda naturalidad: "¿Qué lee usted, madame Morel?"; ésta respondía sin afectación: "A Rimbaud".
No es fácil conseguir en México un ejemplar de Aurélien: sólo en la Casa de Francia lo tienen. La versión televisiva sólo pudo verse en TVUNAM, por los sistemas de paga. En los canales gratuitos, las telenovelas  nunca muestran ningún libro en la pantalla. Según ellas, México es un país donde no existen los lectores.

sábado, 21 de enero de 2012

¿NADIE LEE EN LAS TELENOVELAS?

¿Por qué las figuras de la clase política, de todos los pártidos, nunca mencionan entre sus lecturas fundamentales a los clásicos, universales o mexicanos? ¿Por qué no hablan, por ejemplo de la Metáfora del trueque, de Arreola, de Tropa vieja, del general Francisco L. Urquizo, de Cuentos del Don, de Mijail Sholojov, del Discurso por Virgilio, de Alfonso Reyes?
Pero antes de que le arrojemos más piedras a la clase política, habrá que preguntarse si no sucede lo mismo con otros sectores. En uno de los textos de Saramago para su blog, comentaba que en las comedias televisivas de Hollywood no se ve ni un solo libro. Otro tanto sucede con las telenovelas mexicanas. Las mansiones opulentas que en ellas aparecen tienen coches de lujo, muebles costosísimos, albercas... Pero nunca tienen bibliotecas. En el viejo cine mexicano, toda mansión tenía su biblioteca y en una de ellas, Arturo de Córdova le declaraba su amor a Irasema Dillian leyéndole un poema de Villaurrutia. La cultura no figura así entre las aspiraciones que nos propone la televisión. En la campaña "pro lectura", se nos llama a divertirnos leyendo veinte minutos al día. ¿Hemos de hacerlo reloj en mano o bastará poner la alarma?