viernes, 20 de abril de 2012

LA CULTURA NO LES INTERESA A NUESTRAS LUMBRERAS

Ninguna de las complejas "Preguntas cuyas respuestas podrían transformar a México",  que un grupo de celebridades acaba de publicar, y que se ha difundido a través de diversos medios, aborda ni siquiera  tangencialmente una materia esencial: la cultura.
El quehacer plástico, el arte popular, la literatura, la historia, la filosofía, la danza, el teatro, el cine, la música, no se asoman en el costoso desplegado. A los abajofirmantes que lo redactaron, la cultura no les parece importante, tal vez porque no es redituable políticamente. Hablan de educación, de equidad de género, de seguridad, es decir, de aquello que funciona en términos electorales, pero no de la materia que les da consitencia a las sociedades, que les aporta su identidad, su fortaleza y su ética. Las trayectorias de esos abajofirmantes son bastante discutibles desde el punto de vista de la congruencia ética. Pero prefiero no mencionar aquí sus nombres, no valen la pena, lo que importa es que estas lumbreras pretenden hablar por toda la ciudadanía, se ostentan como nuestros voceros, como los que preguntan lo que a todos nos importa... Y naturalmente omiten lo que a ellos no les interesa, como la cultura precisamente.

jueves, 5 de abril de 2012

LA VALENTÍA DE SARAMAGO Y DE GRASS

Cuando José Saramago tuvo la valentía de cuestionar la política del Estado de Israel contra los palestinos, se levantó una feroz ola en su contra, tildándolo absurda y tramposamente de antisemita, cuando el escritor portugués en realidad criticaba también al Vaticano y a los extremistas islámicos. Ahora otro intelectual, el novelista alemán  Günter Grass, con toda razón, se pronuncia contra los propósitos israelíes de atacar "preventivamente" a Irán. Grass está en situación más difícil que Saramago, ya que la propaganda derivada de la II Guerra Mundial convirtió en automático a todo alemán en genocida. Los alemanes han tenido que soportar durante generaciones que el cine bélico los presente como villanos sádicos; han tendio que estudiar una versión de la historia que les señala como herederos de una culpa eterna, para la que es imposible esperar el perdón. Los sionistas, con falaz generosidad les dicen: "Los perdonamos, pero no olvidamos que son ustedes unos genocidas". Así fomentan el rencor de la comunidad judía contra Alemania y el resentimiento entre los pueblos. Asmismo, ante cada acto agresor del gobierno israelí, los teutones tienen que agachar la cabeza. La respuesta del sionismo contra Grass es la falacia ad hominem, no la argumentación sólida. Desde este espacio, tan modesto, doy mi apoyo a Grass: no a otra guerra en el Medio Oriente.