viernes, 10 de febrero de 2012

El arte, desterrado de la educación primaria

Tradicionalmente, los viejos libros de lectura para la educación primaria (como Iris, Rosas de la infancia, Marte, El alma de la patria) amén de sus antologías de autores muy sólidos (Tagore, Wilde, Micrós) contaban con magníficas ilustraciones. A. Gedovius trabajó en muchos de aquellos volúmenes entre la posrevolución y los años 30; de esta manera, los escolares no solamente se acercaban a la buena lectura, sino que también establecían contacto con las artes visuales. Cuando surgieron, muchos años después los libros de texto gratuitos oficiales, esa tradición se mantuvo: Eppens Helguera, Siqueiros, Alfredo Zalce, Roberto Montenegro, Jorge González Camarena, Leonora Carrington, Olga Costa, fueron algunos de los talentos que les permitieron a los niños --que generalmente tenían pocas oportunidades de conocer la pintura-- descubrir la experiencia estética. Hoy, los paupérrimos libros de texto ya no ofrecen poesía, narrativa ni artes plásticas. Sólo instructivos para que el alumnado "construya por sí mismo el conocimiento" y unas malas caricaturas, feas, aburridas. ¿Acaso tales libros aplican el darwinismo social? ¿Acaso sus autores están convencidos de que el arte no es para los niños, sobre todo si son pobres?

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