¿Por qué las figuras de la clase política, de todos los pártidos, nunca mencionan entre sus lecturas fundamentales a los clásicos, universales o mexicanos? ¿Por qué no hablan, por ejemplo de la Metáfora del trueque, de Arreola, de Tropa vieja, del general Francisco L. Urquizo, de Cuentos del Don, de Mijail Sholojov, del Discurso por Virgilio, de Alfonso Reyes?
Pero antes de que le arrojemos más piedras a la clase política, habrá que preguntarse si no sucede lo mismo con otros sectores. En uno de los textos de Saramago para su blog, comentaba que en las comedias televisivas de Hollywood no se ve ni un solo libro. Otro tanto sucede con las telenovelas mexicanas. Las mansiones opulentas que en ellas aparecen tienen coches de lujo, muebles costosísimos, albercas... Pero nunca tienen bibliotecas. En el viejo cine mexicano, toda mansión tenía su biblioteca y en una de ellas, Arturo de Córdova le declaraba su amor a Irasema Dillian leyéndole un poema de Villaurrutia. La cultura no figura así entre las aspiraciones que nos propone la televisión. En la campaña "pro lectura", se nos llama a divertirnos leyendo veinte minutos al día. ¿Hemos de hacerlo reloj en mano o bastará poner la alarma?
Lamentable, pero muchos mexicanos preferirán poner la alarma, como cuando les recomiendan "hacer ejercicio 15 minutos al día" es lo mismo que decir "sólo 15 minutos y pare de sufrir" Es deprimente que tengan que darnos estas recomendaciones, nos consideran flojos, eso es un hecho...
ResponderEliminar¿A notado que si llegan a aparecer libros en las telenovelas, películas o series, casi siempre son libros muy gordos y que parecen ser fastidiosos? y no porque así lo sean, así nos lo hacen ver. Es como poner a un tipo barrudo con lentes y leyendo un gran libro de química... sólo estereotipos D:
En efecto, el estereotipo de los medios impone la idea de que quien lee libros no es una persona sana, alegre ni normal. Las personas normales ven telenovelas o "La familia Peluche", las tristes leen libros. Rius, un lector de toda la vida, ironizaba esto en su libreto para la cinta "Calzonzin inspector": Arsenio, el policía, le ordenaba al "Lechuzo" arrestar a don Lucas, el boticario. El "Lechuzo", azorado preguntaba: "¿A poco don Lucas es subversivo?" Arsenio respondía: "¡Claro! ¿No ves que lee libros?" No se ve nunca a Jennifer Aniston ni a Di Caprio leyendo en sus películas. Si alguien lee libros en la pantalla, es un villano. Las excepciones son muy raras: Roy Rogers, el Rey de los Vaqueros, en una cinta crepuscular, viajaba con sus libros y los leía tras una jornada de trabajo. Ben Cartwrigth leía a Dickens. En la TV francesa, la lectura era parte de la vida cotidiana de Aurélien Leurtillois y su enamorada Berénice Morel. La señora Daisy (Jessica Tandy) una maestra jubilada, fue otra de las raras lectoras de la pantalla hollywoodense, incluso le enseñaba a leer y escribir a su veterano chofer Hoke (Morgan Freeman). Éste lo agradecía emocionado: "¡Nadie me había regalado un libro!"
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